Me encanta el uso que hace de esta figura Gabriel García Márquez. Pero no voy a traer un ejemplo suyo, sino de Ernest Hemingway en su libro "Paris era una fiesta".
El piso de la rué Cardinal-Lemoine tenía dos habitaciones sin agua caliente y sin más dispositivo higiénico que un recipiente con antiséptico, que de todos modos no era molesto para una persona acostumbrada a las letrinas de los patios del Michigan. Con su buena vista, y con su buen colchón y somier que armaban una cama cómoda aunque baja, y cuadros que nos gustaban en las paredes, era un piso alegre y simpático. Al llegar con mis libros le conté a mi mujer mi maravilla de hallazgo.
—Pero Tatie, tienes que ir a pagar esta misma tarde —dijo ella.
—Claro que voy a ir —dije—. Iremos juntos. Y luego pasearemos por el río siguiendo los muelles.
—Iremos por la rué de Seine y entraremos en todas las exposiciones y miraremos los escaparates.
—Estupendo. Podemos ir a cualquier parte y nos metemos en un café nuevo donde nadie nos conozca y tomaremos una copa.
—Podemos tomar dos copas.
—Entonces también podemos cenar en alguna parte.
—Eso no. No olvides que hay que pagar en la librería.
—Bueno, volveremos y cenaremos aquí y tendremos una buena cena y para beber compraremos vino de Beaune de ese de la cooperativa de enfrente que marca el precio en el escaparate. Y luego leeremos un rato y nos iremos a la cama y haremos el amor.
—Y vo te querré siempre a ti y tú siempre a mí.
—Siempre. Y a nadie más.
—Seremos felices toda la tarde y toda la noche. Y ahora vamos a almorzar.
—Estoy muerto de hambre —dije—. He estado trabajando en el café y no he tomado más que un cortado.
—¿Qué tal el trabajo?
—Me parece que bien. Veremos. ¿Qué hay para comer?
—Unos rábanos, y un buen foie de veau con puré de patatas y escarola. Y tarta de manzana.
—Y tendremos para leer todos los libros del mundo y cuando nos marchemos de viaje nos los podremos llevar.
—¿Hay derecho a hacer eso?
—Claro que sí.
—¿Tiene también a Henry James?
—Claro que sí.
—Hombre —dijo ella—. Qué suerte encontrar eso.
—Siempre estamos de suerte —dije, y como un necio no toqué madera. Y en un piso que tenía madera por todas partes.
El presagio aparece normalmente, al final de un capítulo. Nos avisa de que algo importante va a ocurrir.Puede ser negativo o positivo, determinado o indeterminado.
Tipos de presagio
Normalmente el presagio es de algo negativo, como es el caso de ese fragmento de Hemingway. Es lógico, porque la novela avanza por las crisis, y estas suelen ser negativas.
Pero puede ser algo positivo.
"Steven Jones no sabía entonces que pronto dejaría de ser solo un soldado".
En el caso de Hemingway es indeterminado. Se trata de la suerte. El personaje comete el error de decir "siempre estamos de suerte". Cualquiera sabe que eso es invitar a la desgracia. Pero quizá la frase así, podría pasar desapercibida. Así que Hemingway lo refueza diciendo "no toqué madera". Lo que supone admitir que la frase pronunciada atrae la desgracia. Pero no contento con eso lo hace aún más explicito y le antepone la expresión "como un necio".
A estas alturas cualquiera se ha dado cuenta ya de que se acercan nubes negras. Pero Hemingway aun no ha terminado. "Y en un piso que tenía madera por todas partes." añade. No solo es que no pudiera tocar madera, es que pudiendo no lo hizo. Y eso es un pecado de soberbia que hace más posible el castigo divino.
¿Cuál será ese castigo? no lo sabemos. No tenemos ni idea, pero casi damos por hecho que algo enturbiará la felicidad de la pareja.
El presagio también puede ser determinado. Se sabe lo que pasará, aunque normalmente no cómo.
"Esa fue la última vez que se vio con vida a Eduvigis Laciera".
Por último el presagio puede ser desconocido para el propio personaje, conocido para él o no quedar claro si el personaje lo conoce o no. Veamos los casos.
-Desconocido para el propio personaje.
"Poco sabía el mago Zenitus que aquél sería su último espectáculo".
-Conocido para el propio personaje ( e incluso a veces producido por él)
"Jack Kandisky decidió en ese mismo momento cuál sería su venganza contra la familia Di Genaio"
-O no quedar claro si el personaje lo conoce.
" Pepe cerró la puerta. Un año después aparecería su nombre en todos los periódicos."
Usos
La utilidad del presagio es generar curiosidad e incertidumbre. Es un truco perfecto para conseguir que el libro no se caiga de las manos del lector entre un capítulo y el otro.
Por la mente del lector pasa una pregunta como " ¿Qué pasará con esto?" e inmediatamente desea girar la página para ver la respuesta.
No conviene abusar del presagio, pero su uso limitado puede hacer el libro más adictivo.
Si usas el presagio, asegúrate de que la narración posterior esté a la altura. El presagio es una promesa, y a nadie le gustan que se incumplan las promesas.