He estando escribiendo un par de entradas para otra web mía: Entusiasmado.com. Las dos sobre lo mismo, la necesidad de encontrar un porqué para nuestra existencia. Y como otras muchas veces, tengo la sensación de que lo mismo que ocurre en la vida ocurre en la literatura.
Para todo necesitamos un porqué.
Novelas muertas al nacer
He empezado varias novelas. Todas ellas mueren al poco de nacer, ni siquiera entre gritos de dolor, sino más bien entre bostezos. Me duele dejar la novela, pero no me duele dejar ESA novela, porque esa novela no me importa.
¿Qué es lo que quiero contar? ¿Me importa o simplemente estoy juntando letras sin ningún destino especial?
Si cuento algo, y no lo cuento porque tenga la necesidad ineludible de contarlo, estoy escribiendo algo muerto, algo que no puede causar un efecto en nadie, ni importar a nadie, porque no me importa lo suficiente a mí.
La pregunta surge de inmediato.
¿Cómo encontrar algo que me importe lo bastante como para que el relato no se me muera? O quizá la cosa es aun peor, y no se trata de encontrar algo, sino de que no lo hay, y lo que tengo que hacer es conseguir que algo me importe.
Tendré que seguir buscando.